Había una vez hace mucho tiempo,
una familia pobre que tenía tres hijos; los dos hijos mayores trabajaban con el
padre, pero no había trabajo para el más pequeño y decidió hacerse soldado para
luchar por su país.
Cuando terminó de luchar volvió a
casa pero allí ya no estaban sus padres, solamente estaban sus hermanos muy
atareados con los negocios y no podían hacerse cargo de él. Sus hermanos le
invitaron a quedarse a dormir allí esa noche, y al día siguiente cuando
empezaba a asomar el sol, se marchó. Se puso a buscar trabajo por su ciudad, y
al ver que no lo encontraba, se fue a las ciudades de los alrededores para
seguir buscando.
Caminó durante horas por un bosque
seco en el que los árboles no tenían hojas y los troncos estaban secos, y de
repente vio a lo lejos un lugar verde con un montón de árboles muy bonitos y se
dirigió hacia allí. Cuando por fin llegó, se sentó para tomar el fresco, y vio
que desde detrás de los árboles, se le iba acercando una especie de animal que
no había visto nunca antes. No le veía muy bien porque todavía estaba un poco
lejos, pero a medida que se fue acercando se dio cuenta de que era una especie
de cabra con dos cuernos que le salían de la cabeza muy grandes y una cola que
destacaba por su longitud. El chico se quedó muy sorprendido al verle, y
todavía se sorprendió más cuando le empezó a hablar.
La cabra se dirigió a él diciéndole
que había oído por ahí que estaba sin trabajo y que ella podría hacerle muy
rico si hacía un pacto con ella y cumplía una serie de condiciones. Para hacer
una prueba de la valentía del muchacho, la cabra le dijo que se diera la
vuelta, y el chico se encontró con un oso enorme y terrorífico. Rápidamente, el
muchacho pensó en una estrategia para que el oso no le atacara, y le dejó
tumbado en el suelo de forma que no supusiera ningún peligro. La cabra le dijo
que al igual que la prueba del oso, el pacto que ella le iba a proponer tenía
que ver con la valentía, y el chico pensó que si era así lo iba a conseguir
superar porque él era un chico muy valiente. La cabra le explicó en qué
consistía el reto: le iba a dar al chico lo que ella llevaba puesto, una piel
de oso enorme que tendría que llevar con él a todas partes por encima como si
fuera suya, y de su ropa podría sacar todo el oro que quisiera, solo tendría
que meter la mano en los bolsillos para conseguirlo y podría ser el hombre más
rico del mundo.
Para que esto se cumpliera,
únicamente tendría que cumplir tres condiciones: la primera era no pedir ayuda
a nadie, la segunda era que no podía dormir durante más de un día en el mismo
sitio, y la tercera era que se tenía que poner la piel de oso y desde ese mismo
instante no se podía asear. Todas esas condiciones las tendría que cumplir
durante siete años. Si después de ese tiempo había cumplido todas las condiciones,
se podía quedar con todo el oro que hubiera recaudado.
Al aceptar el reto, la cabra
desapareció y el chico se fue con la piel de oso a la ciudad para guardar el
dinero e invertirlo, de esa forma cuando volviera dentro de siete años todas
sus riquezas estarían a buen recaudo.
Compró un caballo y empezó a
caminar y a pasar el tiempo. Los primeros días la gente le recibía muy bien, y
a los que veía que necesitaba dinero se lo daba. El tiempo seguía pasando y año
tras año se fue deteriorando; como no se podía duchar olía fatal, tenía las
uñas larguísimas y el pelo sucio. La gente se apartaba de él.
Una tarde que empezaba a anochecer,
encontró un granero a las afueras de la ciudad y decidió quedarse a dormir ahí aquella
noche. A media noche, el joven seguía despierto, no podía conciliar el sueño, y
de repente, oyó un lamento. Se acercó por donde oía aquel ruido, y se encontró
con un hombre. El muchacho le preguntó qué era lo que sucedía, y el hombre le
dijo que debía mucho dinero y que iba a ser muy desgraciado y sus hijas también.
El chico le dijo que si el problema era por dinero, él se lo podía solucionar,
y le dio dos puñados de monedas de oro.
Al día siguiente, el hombre al ver
quién era la persona que le había ayudado se quedó muy sorprendido, pero como
había solucionado su problema le invitó a su casa y a casarse con una de sus
tres hijas. Emprendieron el camino hasta la casa del señor que se encontraba a
unos cuantos kilómetros, y allí le presentó a sus tres hijas. Las dos hijas
mayores se asustaron al ver al muchacho y no se querían acercar a él, pero la
pequeña fue más amable con el chico y conversaron durante un rato.
Por la mañana, el señor le preguntó
que cuál de sus hijas había elegido para casarse, y el chico le dijo que las
condiciones en las que estaba no eran las adecuadas para desposar a una dama,
pero el hombre insiste diciendo que cualquiera de ellas estaría encantada de
ser su esposa. Las dos hijas mayores le miraban mal y le ponían caras de asco, sin
embargo la pequeña se acercó a él y le dijo que debajo de toda esa apariencia
tenía un corazón bondadoso y a ella no le importaba casarse con él; cuando
acabara la promesa de los siete años, podría volver a por ella. El chico cogió
un anillo que llevaba y lo partió por la mitad para entregárselo a la chica
como promesa y que lo guardara para cuando volviera a por ella.
Durante el tiempo que le quedaba
para cumplir la promesa con la cabra, siguió haciendo lo que había hecho hasta
ese momento, y cuando se fue acercando la fecha del final del reto, se acercó
al bosque en el que había hecho la promesa con la cabra.
La cabra apareció delante de él un
poco enfadada porque el muchacho le había vencido, y le pidió que le devolviera
su capa. En ese mismo momento, se intercambiaron los ropajes que llevaban y la
cabra le dijo que se podía marchar. El chico le pidió que le dejara del mismo modo
en el que le había conocido, y la cabra por arte de magia le devolvió su
apariencia. Cuando la cabra se fue, el muchacho se montó en su caballo y se
dirigió a la casa del señor en la que se encontraba su futura esposa.
Como ya estaba aseado y limpio, las
tres hijas le recibieron con los brazos abiertos, incluso las dos mayores. A la
hora de la cena, la hija pequeña se fue a la cocina a buscar algo, y en ese
momento el muchacho dejó caer en su copa la mitad del anillo que había guardado.
Cuando la chica fue a beber, encontró el anillo y entendió que la promesa de su
boda seguía en pie y se puso muy contenta. La boda se celebró por todo lo alto,
y todos estaban muy felices; todos excepto las dos hermanas mayores quieres
corrompidas por la envidia se tomaron un brebaje que las dejó dormidas durante
mucho tiempo.
Cuando el chico se dio cuenta de lo
que había pasado, pensó en la cabra y en que al final, de un modo o de otro, la
cabra había conseguido lo que había querido. Como no había podido acabar con él
por lo fuerte y valiente que había sido, se llevó por delante a las dos
hermanas de su mujer, quienes no habían sido igual de bondadosas que él.
Y colorín colorado… ¡Este cuento se
ha acabado!
Los cambios que he hecho se han
basado prácticamente en la idea de muerte y todo lo relacionado con el diablo o
el alma. Introducir la muerte en un cuento para niños es un poco trágico, por
eso en vez de hacer referencia a la muerte he puesto que se quedaban dormidos o
directamente que ya no estaban en el lugar, como por ejemplo los padres. El
diablo lo he representado como la cabra y no he hecho referencia al alma ya que
para un niño un concepto abstracto como ese es difícil de comprender.
Me hubiera gustado contar el cuento
en clase porque no es lo mismo leerlo escrito que escucharlo; la entonación y
el énfasis que se le da es muy importante a la hora de transmitir el cuento, y
más aún para niños.
Creo que este cuento sería adecuado
para niños de 6 años; es un poco largo por lo que a niños de edades inferiores les
resultaría fácil perder la atención. Por otro lado, la historia en sí tiene
cierta dificultad para comprenderla y para la etapa de infantil no sería lo más
adecuado.
Muy buen análisis! Me gusta que hayas adaptado principalmente el tema de la muerte porque dejas la esencia principal del cuento sin que cambie su sentido, únicamente cambia el que pueda ser menos traumático para los niños,
ResponderEliminarGracias Celia :)
EliminarCoincido contigo.
EliminarHola Silvia!
ResponderEliminarMe parece que tu adaptación está bien aunque personalmente pienso que deberías haber hecho algún cambio más como por ejemplo el objeto que entrega como regalo de compromiso, cambiar algún elemento en su familia o el lugar en el que se encuentra con el hombre, ya que se asemeja demasiado al cuento que nos contó Irune.
En cuanto a la justificación, a pesar de tu explicación sobre temas delicados como la muerte y el alma, que me parece correcto, me centraría también en la edad que hayas escogido respecto al cuento.
Hola Isa!
EliminarRespecto a la adaptación es verdad que he cambiado pocas cosas, pero es que entendí que era así como había que hacerlo. Luego me he dado cuenta de que la mayoría de las personas de clase han cambiado muchas más cosas, pero bueno, lo voy a dejar así a ver qué le parece a Irune.
La edad de los receptores está incluida en el último párrafo.
Muchas gracias por tu aportación :)
No pasa nada porque sea como el cuento, Isabel... lo importante es argumentar bien los cambios que se realicen y modificar lo menos posible.
EliminarBueno, Silvia... una gran adaptación, aunque no puedo coincidir contigo en que el cuento sea demasiado largo o complicado para niños de 4-5 o 5-6 años. Supongo que hablas desde tu experiencia, pero, si lo cuentas bien y varias veces (como te pedirán los niños), este cuento lo pueden comprender perfectamente...
ResponderEliminarTen en cuenta ambién que 6 años es 1º de EP. Si lo has adaptado para primaria, la actividad no está bien ya que estás cursando una asignatura de EI...
Revisa esas conclusiones para que tu entrada sea perfecta.