lunes, 25 de abril de 2016

Taller de literatura

Hemos realizado un taller cooperativo de comunicación literaria en grupos de tres (o cuatro). Cada uno de los miembros del grupo hemos elegido un texto infantil o un texto literario y nos hemos preparado una estrategia diferente (lectura con libro, narración con libro y cuentacuentos) para compartirla con nuestros compañeros y servir de ejemplo.  

La estrategia que seleccioné fue la del cuentacuentos. El cuento que elegí para poner en práctica mi estrategia fue "El sastrecillo valiente", de los hermanos Grimm. Elegí este cuento porque los cuentos folklóricos como este se prestan mucho más que otros para ser narrados, y además, fueron creados para ser transmitidos de forma oral, sin necesidad de un libro como apoyo. 

La actividad me la empecé a preparar dos días antes en mi casa; el primer día lo que hice fue leer distintos cuentos folklóricos para elegir uno. Tengo una recopilación de cuentos de los hermanos Grimm y entre los que me sabía y los que me leí ese día, me decanté por "El sastrecillo valiente" ya que me parece un cuento entretenido y fácil de contar. Dudé entre "El traje nuevo del emperador", que fue el que me gustaría haber contado desde un principio pero a la hora de narrarlo se me hacía muy largo y "Pulgarcito".  

Para prepararme el cuentacuentos me tuve que leer previamente la historia varias veces. Una vez que ya tenía la idea general de todos los acontecimientos establecida, me puse a contar la historia delante del espejo pero me sentía muy insegura, había algunas cosas que se me olvidaban. Leí de nuevo el cuento y opté por contárselo a mi madre esta vez. Me vino muy bien porque me dio consejos para mejorar como por ejemplo la entonación y las pausas. Lo repetí con ella varias veces y lo di por terminado. Para finalizar, busqué fórmulas de comienzo y cierre del cuento que pensaba utilizar al día siguiente en la práctica con mis compañeros.  

El cuento por la forma en la que lo conté iba dirigido para niños de cuatro años. Procuré hacer cambios en la entonación y muchos gestos para captar la atención de los receptores y adapté algunas partes del cuento y el lenguaje para que fuera más sencillo de comprender. 

Primer grupo 
Mi grupo inicial constaba de cuatro personas. En un principio éramos solamente dos; Emilia y yo. Había otros dos alumnos de la clase que estaban en la misma situación que nosotras, por lo que la profesora nos puso juntos de manera que formamos un grupo de cuatro. Raquel y Emilia hicieron la narración con libro, Iván la lectura con libro y yo el cuentacuentos.  
Era la primera vez que contaba un cuento delante de personas adultas. En las prácticas, tuve la oportunidad de narrar libros a los niños, pero nada en comparación con el taller que realizamos en clase. Estaba mucho más nerviosa y además, no me resultó cómodo contar el cuento dirigido para niños de cuatro años cuando las personas que tenía delante eran adultas.  
Los miembros de mi grupo me dijeron que lo había hecho bien y que les había resultado muy entretenido. Me dieron unas recomendaciones:  
  • Ir más despacio; había partes del cuento en las que me ponía nerviosa, cogía carrerilla y lo contaba muy rápido y eso traía como consecuencia que me trabara al hablar.  
  • Adaptar la última parte del cuento; el protagonista del cuento vence al gigante porque le emborracha. Uno de los miembros del grupo me dio la idea de adaptarlo para decir en vez de que se emborracha, que come tantos pasteles que cae empachado. Me pareció una buena idea.  

Segundo grupo 
El segundo grupo con el que intercambié las estrategias estaba formado por tres personas; Marta, Mónica y yo. Marta y Mónica hicieron la narración con libro.  
Esta segunda vez estaba menos nerviosa que la anterior. Ya había practicado por lo que me solté mucho más a la hora de hacerlo delante de mis compañeras.  
Las recomendaciones que me dieron fueron las siguientes:  
  • Coletillas; una compañera se fijó en que repetía mucho la palabra "entonces" y me propuso otras palabras para utilizarlas en su lugar.  
  • Pausas; estaba más confiada que la vez anterior y eso me hizo contarlo más rápido sin querer.  

Tercer grupo 
Este tercer grupo estaba formado por tres participantes; Belén, Yedra y yo. Belén hizo la lectura con libro y Yedra la narración con libro.  
Éramos muchas personas dentro del aula hablando a la vez y tuve que forzar un poco la voz para que me oyeran bien. Además, era la tercera vez que contaba el cuento y como no lo estaba haciendo con mi tono de voz habitual empezaba a flaquear.  
Como recomendación, el tercer y último grupo me dijo lo siguiente:  
  • Vocabulario; algunas palabras no las vieron adecuadas para el público al que estaba dirigido y me las dijeron para que las pudiera sustituir por otras.  
  • Nervios; me dijeron que estaba nerviosa y se me notaba en la voz pero la verdad es que no estaba nada nerviosa. Yo creo que fue porque como ya lo había contado dos veces anteriormente tenía la voz un poco quebrada. 

Autoevaluación del taller 
Este taller me ha parecido un método muy eficaz para poner en práctica las diferentes estrategias a la hora de contar, narrar o leer cuentos. A pesar de que no he tenido la oportunidad de practicar las tres estrategias, he podido ver a mis compañeras realizarlas y he aprendido de los consejos que les han dado a ellas. He de decir que de las tres estrategias, la que menos difícil me ha parecido es la lectura con libro ya que lo de mantener el contacto visual con los receptores se realiza en menos ocasiones y eso es algo que a mi personalmente me pone muy nerviosa; aún así, me alegro de haber elegido como estrategia el cuentacuentos porque he perdido (en parte) el miedo a contar cuentos delante de tantas personas. Me ha parecido una actividad muy entretenida y dinámica. Me gustaría haber escuchado a todas mis compañeras pero el tiempo era limitado; además he tenido la oportunidad de ver y escuchar nuevos cuentos y libros que no conocía y que me han gustado mucho.  

"El hombre de la piel de oso" 2

Había una vez hace mucho tiempo, una familia pobre que tenía tres hijos; los dos hijos mayores trabajaban con el padre, pero no había trabajo para el más pequeño y decidió hacerse soldado para luchar por su país.
Cuando terminó de luchar volvió a casa pero allí ya no estaban sus padres, solamente estaban sus hermanos muy atareados con los negocios y no podían hacerse cargo de él. Sus hermanos le invitaron a quedarse a dormir allí esa noche, y al día siguiente cuando empezaba a asomar el sol, se marchó. Se puso a buscar trabajo por su ciudad, y al ver que no lo encontraba, se fue a las ciudades de los alrededores para seguir buscando.
Caminó durante horas por un bosque seco en el que los árboles no tenían hojas y los troncos estaban secos, y de repente vio a lo lejos un lugar verde con un montón de árboles muy bonitos y se dirigió hacia allí. Cuando por fin llegó, se sentó para tomar el fresco, y vio que desde detrás de los árboles, se le iba acercando una especie de animal que no había visto nunca antes. No le veía muy bien porque todavía estaba un poco lejos, pero a medida que se fue acercando se dio cuenta de que era una especie de cabra con dos cuernos que le salían de la cabeza muy grandes y una cola que destacaba por su longitud. El chico se quedó muy sorprendido al verle, y todavía se sorprendió más cuando le empezó a hablar.
La cabra se dirigió a él diciéndole que había oído por ahí que estaba sin trabajo y que ella podría hacerle muy rico si hacía un pacto con ella y cumplía una serie de condiciones. Para hacer una prueba de la valentía del muchacho, la cabra le dijo que se diera la vuelta, y el chico se encontró con un oso enorme y terrorífico. Rápidamente, el muchacho pensó en una estrategia para que el oso no le atacara, y le dejó tumbado en el suelo de forma que no supusiera ningún peligro. La cabra le dijo que al igual que la prueba del oso, el pacto que ella le iba a proponer tenía que ver con la valentía, y el chico pensó que si era así lo iba a conseguir superar porque él era un chico muy valiente. La cabra le explicó en qué consistía el reto: le iba a dar al chico lo que ella llevaba puesto, una piel de oso enorme que tendría que llevar con él a todas partes por encima como si fuera suya, y de su ropa podría sacar todo el oro que quisiera, solo tendría que meter la mano en los bolsillos para conseguirlo y podría ser el hombre más rico del mundo.
Para que esto se cumpliera, únicamente tendría que cumplir tres condiciones: la primera era no pedir ayuda a nadie, la segunda era que no podía dormir durante más de un día en el mismo sitio, y la tercera era que se tenía que poner la piel de oso y desde ese mismo instante no se podía asear. Todas esas condiciones las tendría que cumplir durante siete años. Si después de ese tiempo había cumplido todas las condiciones, se podía quedar con todo el oro que hubiera recaudado.
Al aceptar el reto, la cabra desapareció y el chico se fue con la piel de oso a la ciudad para guardar el dinero e invertirlo, de esa forma cuando volviera dentro de siete años todas sus riquezas estarían a buen recaudo. 
Compró un caballo y empezó a caminar y a pasar el tiempo. Los primeros días la gente le recibía muy bien, y a los que veía que necesitaba dinero se lo daba. El tiempo seguía pasando y año tras año se fue deteriorando; como no se podía duchar olía fatal, tenía las uñas larguísimas y el pelo sucio. La gente se apartaba de él.
Una tarde que empezaba a anochecer, encontró un granero a las afueras de la ciudad y decidió quedarse a dormir ahí aquella noche. A media noche, el joven seguía despierto, no podía conciliar el sueño, y de repente, oyó un lamento. Se acercó por donde oía aquel ruido, y se encontró con un hombre. El muchacho le preguntó qué era lo que sucedía, y el hombre le dijo que debía mucho dinero y que iba a ser muy desgraciado y sus hijas también. El chico le dijo que si el problema era por dinero, él se lo podía solucionar, y le dio dos puñados de monedas de oro.
Al día siguiente, el hombre al ver quién era la persona que le había ayudado se quedó muy sorprendido, pero como había solucionado su problema le invitó a su casa y a casarse con una de sus tres hijas. Emprendieron el camino hasta la casa del señor que se encontraba a unos cuantos kilómetros, y allí le presentó a sus tres hijas. Las dos hijas mayores se asustaron al ver al muchacho y no se querían acercar a él, pero la pequeña fue más amable con el chico y conversaron durante un rato.
Por la mañana, el señor le preguntó que cuál de sus hijas había elegido para casarse, y el chico le dijo que las condiciones en las que estaba no eran las adecuadas para desposar a una dama, pero el hombre insiste diciendo que cualquiera de ellas estaría encantada de ser su esposa. Las dos hijas mayores le miraban mal y le ponían caras de asco, sin embargo la pequeña se acercó a él y le dijo que debajo de toda esa apariencia tenía un corazón bondadoso y a ella no le importaba casarse con él; cuando acabara la promesa de los siete años, podría volver a por ella. El chico cogió un anillo que llevaba y lo partió por la mitad para entregárselo a la chica como promesa y que lo guardara para cuando volviera a por ella.
Durante el tiempo que le quedaba para cumplir la promesa con la cabra, siguió haciendo lo que había hecho hasta ese momento, y cuando se fue acercando la fecha del final del reto, se acercó al bosque en el que había hecho la promesa con la cabra.
La cabra apareció delante de él un poco enfadada porque el muchacho le había vencido, y le pidió que le devolviera su capa. En ese mismo momento, se intercambiaron los ropajes que llevaban y la cabra le dijo que se podía marchar. El chico le pidió que le dejara del mismo modo en el que le había conocido, y la cabra por arte de magia le devolvió su apariencia. Cuando la cabra se fue, el muchacho se montó en su caballo y se dirigió a la casa del señor en la que se encontraba su futura esposa.
Como ya estaba aseado y limpio, las tres hijas le recibieron con los brazos abiertos, incluso las dos mayores. A la hora de la cena, la hija pequeña se fue a la cocina a buscar algo, y en ese momento el muchacho dejó caer en su copa la mitad del anillo que había guardado. Cuando la chica fue a beber, encontró el anillo y entendió que la promesa de su boda seguía en pie y se puso muy contenta. La boda se celebró por todo lo alto, y todos estaban muy felices; todos excepto las dos hermanas mayores quieres corrompidas por la envidia se tomaron un brebaje que las dejó dormidas durante mucho tiempo.
Cuando el chico se dio cuenta de lo que había pasado, pensó en la cabra y en que al final, de un modo o de otro, la cabra había conseguido lo que había querido. Como no había podido acabar con él por lo fuerte y valiente que había sido, se llevó por delante a las dos hermanas de su mujer, quienes no habían sido igual de bondadosas que él.
Y colorín colorado… ¡Este cuento se ha acabado!

Los cambios que he hecho se han basado prácticamente en la idea de muerte y todo lo relacionado con el diablo o el alma. Introducir la muerte en un cuento para niños es un poco trágico, por eso en vez de hacer referencia a la muerte he puesto que se quedaban dormidos o directamente que ya no estaban en el lugar, como por ejemplo los padres. El diablo lo he representado como la cabra y no he hecho referencia al alma ya que para un niño un concepto abstracto como ese es difícil de comprender.
Me hubiera gustado contar el cuento en clase porque no es lo mismo leerlo escrito que escucharlo; la entonación y el énfasis que se le da es muy importante a la hora de transmitir el cuento, y más aún para niños.
Creo que este cuento sería adecuado para niños de 4-5 años; es un cuento de fácil comprensión y que a los niños de esta edad les resulta muy entretenido si se cuenta captando su atención. 

martes, 12 de abril de 2016

"El hombre de la piel de oso"

Había una vez hace mucho tiempo, una familia pobre que tenía tres hijos; los dos hijos mayores trabajaban con el padre, pero no había trabajo para el más pequeño y decidió hacerse soldado para luchar por su país.
Cuando terminó de luchar volvió a casa pero allí ya no estaban sus padres, solamente estaban sus hermanos muy atareados con los negocios y no podían hacerse cargo de él. Sus hermanos le invitaron a quedarse a dormir allí esa noche, y al día siguiente cuando empezaba a asomar el sol, se marchó. Se puso a buscar trabajo por su ciudad, y al ver que no lo encontraba, se fue a las ciudades de los alrededores para seguir buscando.
Caminó durante horas por un bosque seco en el que los árboles no tenían hojas y los troncos estaban secos, y de repente vio a lo lejos un lugar verde con un montón de árboles muy bonitos y se dirigió hacia allí. Cuando por fin llegó, se sentó para tomar el fresco, y vio que desde detrás de los árboles, se le iba acercando una especie de animal que no había visto nunca antes. No le veía muy bien porque todavía estaba un poco lejos, pero a medida que se fue acercando se dio cuenta de que era una especie de cabra con dos cuernos que le salían de la cabeza muy grandes y una cola que destacaba por su longitud. El chico se quedó muy sorprendido al verle, y todavía se sorprendió más cuando le empezó a hablar.
La cabra se dirigió a él diciéndole que había oído por ahí que estaba sin trabajo y que ella podría hacerle muy rico si hacía un pacto con ella y cumplía una serie de condiciones. Para hacer una prueba de la valentía del muchacho, la cabra le dijo que se diera la vuelta, y el chico se encontró con un oso enorme y terrorífico. Rápidamente, el muchacho pensó en una estrategia para que el oso no le atacara, y le dejó tumbado en el suelo de forma que no supusiera ningún peligro. La cabra le dijo que al igual que la prueba del oso, el pacto que ella le iba a proponer tenía que ver con la valentía, y el chico pensó que si era así lo iba a conseguir superar porque él era un chico muy valiente. La cabra le explicó en qué consistía el reto: le iba a dar al chico lo que ella llevaba puesto, una piel de oso enorme que tendría que llevar con él a todas partes por encima como si fuera suya, y de su ropa podría sacar todo el oro que quisiera, solo tendría que meter la mano en los bolsillos para conseguirlo y podría ser el hombre más rico del mundo.
Para que esto se cumpliera, únicamente tendría que cumplir tres condiciones: la primera era no pedir ayuda a nadie, la segunda era que no podía dormir durante más de un día en el mismo sitio, y la tercera era que se tenía que poner la piel de oso y desde ese mismo instante no se podía asear. Todas esas condiciones las tendría que cumplir durante siete años. Si después de ese tiempo había cumplido todas las condiciones, se podía quedar con todo el oro que hubiera recaudado.
Al aceptar el reto, la cabra desapareció y el chico se fue con la piel de oso a la ciudad para guardar el dinero e invertirlo, de esa forma cuando volviera dentro de siete años todas sus riquezas estarían a buen recaudo.
Compró un caballo y empezó a caminar y a pasar el tiempo. Los primeros días la gente le recibía muy bien, y a los que veía que necesitaba dinero se lo daba. El tiempo seguía pasando y año tras año se fue deteriorando; como no se podía duchar olía fatal, tenía las uñas larguísimas y el pelo sucio. La gente se apartaba de él.
Una tarde que empezaba a anochecer, encontró un granero a las afueras de la ciudad y decidió quedarse a dormir ahí aquella noche. A media noche, el joven seguía despierto, no podía conciliar el sueño, y de repente, oyó un lamento. Se acercó por donde oía aquel ruido, y se encontró con un hombre. El muchacho le preguntó qué era lo que sucedía, y el hombre le dijo que debía mucho dinero y que iba a ser muy desgraciado y sus hijas también. El chico le dijo que si el problema era por dinero, él se lo podía solucionar, y le dio dos puñados de monedas de oro.
Al día siguiente, el hombre al ver quién era la persona que le había ayudado se quedó muy sorprendido, pero como había solucionado su problema le invitó a su casa y a casarse con una de sus tres hijas. Emprendieron el camino hasta la casa del señor que se encontraba a unos cuantos kilómetros, y allí le presentó a sus tres hijas. Las dos hijas mayores se asustaron al ver al muchacho y no se querían acercar a él, pero la pequeña fue más amable con el chico y conversaron durante un rato.
Por la mañana, el señor le preguntó que cuál de sus hijas había elegido para casarse, y el chico le dijo que las condiciones en las que estaba no eran las adecuadas para desposar a una dama, pero el hombre insiste diciendo que cualquiera de ellas estaría encantada de ser su esposa. Las dos hijas mayores le miraban mal y le ponían caras de asco, sin embargo la pequeña se acercó a él y le dijo que debajo de toda esa apariencia tenía un corazón bondadoso y a ella no le importaba casarse con él; cuando acabara la promesa de los siete años, podría volver a por ella. El chico cogió un anillo que llevaba y lo partió por la mitad para entregárselo a la chica como promesa y que lo guardara para cuando volviera a por ella.
Durante el tiempo que le quedaba para cumplir la promesa con la cabra, siguió haciendo lo que había hecho hasta ese momento, y cuando se fue acercando la fecha del final del reto, se acercó al bosque en el que había hecho la promesa con la cabra.
La cabra apareció delante de él un poco enfadada porque el muchacho le había vencido, y le pidió que le devolviera su capa. En ese mismo momento, se intercambiaron los ropajes que llevaban y la cabra le dijo que se podía marchar. El chico le pidió que le dejara del mismo modo en el que le había conocido, y la cabra por arte de magia le devolvió su apariencia. Cuando la cabra se fue, el muchacho se montó en su caballo y se dirigió a la casa del señor en la que se encontraba su futura esposa.
Como ya estaba aseado y limpio, las tres hijas le recibieron con los brazos abiertos, incluso las dos mayores. A la hora de la cena, la hija pequeña se fue a la cocina a buscar algo, y en ese momento el muchacho dejó caer en su copa la mitad del anillo que había guardado. Cuando la chica fue a beber, encontró el anillo y entendió que la promesa de su boda seguía en pie y se puso muy contenta. La boda se celebró por todo lo alto, y todos estaban muy felices; todos excepto las dos hermanas mayores quieres corrompidas por la envidia se tomaron un brebaje que las dejó dormidas durante mucho tiempo.
Cuando el chico se dio cuenta de lo que había pasado, pensó en la cabra y en que al final, de un modo o de otro, la cabra había conseguido lo que había querido. Como no había podido acabar con él por lo fuerte y valiente que había sido, se llevó por delante a las dos hermanas de su mujer, quienes no habían sido igual de bondadosas que él.
Y colorín colorado… ¡Este cuento se ha acabado!

Los cambios que he hecho se han basado prácticamente en la idea de muerte y todo lo relacionado con el diablo o el alma. Introducir la muerte en un cuento para niños es un poco trágico, por eso en vez de hacer referencia a la muerte he puesto que se quedaban dormidos o directamente que ya no estaban en el lugar, como por ejemplo los padres. El diablo lo he representado como la cabra y no he hecho referencia al alma ya que para un niño un concepto abstracto como ese es difícil de comprender.
Me hubiera gustado contar el cuento en clase porque no es lo mismo leerlo escrito que escucharlo; la entonación y el énfasis que se le da es muy importante a la hora de transmitir el cuento, y más aún para niños.
Creo que este cuento sería adecuado para niños de 6 años; es un poco largo por lo que a niños de edades inferiores les resultaría fácil perder la atención. Por otro lado, la historia en sí tiene cierta dificultad para comprenderla y para la etapa de infantil no sería lo más adecuado. 

"Cuéntame otra vez la noche que nací" 2

Bloque 1: Libros infantiles de autor 

Esta actividad consiste en el análisis de un libro concreto que he leído y tengo que valorar según los criterios adecuados y relacionar el análisis con el momento evolutivo de los lectores y su realidad emocional y social. 



Título: "Cuéntame otra vez la noche que nací"
Autor: Jamie Lee Curtis
Ilustrador: Laura Cornell
Editorial: Serres
Fecha 1ª edición: 2002

Edad en la que me baso para realizar este análisis: 4-5 años (2º Infantil)

He elegido este libro porque me ha gustado el argumento del que trata, cómo llegó a la familia un niño adoptado y la forma en la que la autora lo cuenta de manera que parece algo maravilloso (que lo es). El libro está narrado en primera persona por el propio niño, quien insiste en que le cuenten una y otra vez las hazañas de cómo llegó a la familia. Todas las oraciones del libro empiezan con "cuéntame otra vez" y terminan con diferentes situaciones vividas por él.  

En cuanto a los aspectos referentes al formato del libro, las tapas son duras y tiene forma rectangular. A los niños de entre cuatro y cinco años le resultan muy llamativos libros como este, en los que la portada consta de mucho colorido y de una letra divertida, aunque todavía no sean capaces de leerla. Un niño de 4-5 años es capaz de coger un libro como este sin ayuda de un adulto, las hojas son grandes y fáciles de pasar. He investigado un poco acerca de la tipografía ya que no sabía cómo clasificarla por ninguna de sus características: por lo que he leído, la tipografía de este libro es de tipo humanista.Contienen modulaciones en sus trazos y se distingue por un aspecto orgánico como para ser considerada la de mejor rendimiento en la lectura, es decir, un niño que esté aprendiendo a leer no le resultaría difícil identificar cada una de las letras del libro ya que son claras y de gran tamaño. En esta imagen podemos observar la tipografía del libro: 


El tema del libro trata de la curiosidad de los niños sobre su propio origen, su nacimiento. La adopción sería el tema secundario. El libro nos hace empatizarnos con el narrador porque lo cuenta en primera persona y expresa sus sentimientos y emociones. También nos cuenta de manera secundaria la forma en la que lo vivieron sus padres, ya que el relato comienza con la llamada en la que les dicen que el niño ha nacido. 

Aunque el tema de este libro trate acerca de un niño adoptado, todos los niños pueden sentirse identificados con el de alguna forma ya que se describen situaciones que ellos también han vivido. La llegada al mundo es algo que les inquieta mucho, por eso pienso que este libro puede captar su atención de manera fácil. Las características que reúne este libro que hacen que sea adecuado para niños de entre cuatro y cinco años son las siguientes: 
  • El texto es breve y claro para que así los niños no pierdan interés en la historia.
  • La historia invita a la participación del niño y a que se sienta identificado con las situaciones que se desarrollan. 
  • El libro utiliza un lenguaje coloquial y divertido para niños de esta edad. 
Las páginas del libro están repletas de ilustraciones que representan las situaciones que en él se relatan; además, contiene esquemas a modo de ilustraciones como un recién nacido a "tamaño natural" en las que están señaladas sus partes de forma metafórica, haciendo alusión a parecidos en la forma o tamaño de las partes del cuerpo. Incluye también un árbol familiar. 
La disposición de las ilustraciones es tanto vertical como horizontal. Llaman mucho la atención; ocupan todas las páginas del libro, incluso hay algunas que abarcan varias caras. Los dibujos son muy originales ya que no están realizados con líneas perfectas, sino que se notan perfectamente los trazos. También he de decir que las ilustraciones contrastan mucho entre unas y otras ya que las hay muy recargadas, con mucho colorido y numerosos personajes de fondo y luego hay otras que constan de un dibujo principal seguido de un fondo liso. Aquí os dejo algunas ilustraciones que contiene: 










La estructura libro es lineal pero está relatada en el pasado. El narrador y personaje principal cuenta las situaciones vividas desde su nacimiento hasta que estuvo con su familia como si lo estuviera rememorando una y otra vez. 

El protagonista y narrador de la historia, es un niño que habla con un lenguaje adecuado a un niño de cinco o seis años. A lo largo del libro, no hace más que interesarse en cómo llegó a la familia, no porque no lo sepa, sino porque le gusta cómo sucedió y que se lo cuenten repetidamente. Los demás personajes que aparecen son los padres y los abuelos (brevemente) de forma secundaria, el niño es quien nos habla de ellos. Los padres participan de forma activa en el libro porque son las personas con las que vive las situaciones el niño. 

Este libro fomenta el valor de la empatía a pesar de que a estas edades los niños están en pleno egocentrismo; la autora ha sabido captar la atención de los niños relatándolo en primera persona para que les sea más fácil ponerse en el lugar de nuestro personaje. En ocasiones el ser adoptado se ve como algo malo, pero lo que nos hace ver este libro es que es algo divertido y muy bonito. Creo que es una buena forma de hacer llegar a los más pequeños la situación que han vivido estos niños y que valoren la suerte que han tienen por ser adoptados. 

El lenguaje que utiliza es humorístico y tierno en cuanto a palabras o frases hechas que utiliza como "acurrucados como cucharas", "dormían como troncos", "cabeza de plátano"... esto provoca un acercamiento a los lectores y crea un clima familiar. 
Como ya hemos dicho antes, podemos observar repeticiones al inicio de todas las oraciones con "cuéntame otra vez..." seguido de una situación vivida a lo largo de su vida. El libro puede aportar nuevo vocabulario a sus lectores con palabras un poco más complejas como "biológico". 

Como conclusión, he de decir que me ha parecido un libro muy interesante tanto para trabajar en el aula con niños de segundo de infantil como fuera de ella. El tema que en el se trata promueve el interés de los más pequeños y les incita a hacer preguntas al respecto que serían interesantes para tratar en clase. Este libro puede servir para trabajar el concepto de la familia. La intención no es enseñar, sino informar y entretener. Me ha parecido un libro precioso tanto por el contenido como por las ilustraciones.

Webgrafía 
http://www.literaturasm.com/pautas_para_elegir_lecturas_de_0_a_5_anos.html
https://tiposformales.com/2010/09/04/clasificacion-tipografica/